Artículo publicado por Carmen Prada

Han sido muchas las empresas que se han visto inmersas en un ERE (Expediente de Regulación de Empleo,) y como consecuencia, numerosos los trabajadores que se han visto afectados. En medio de este proceso que parece eterno, uno se encuentra de repente en un momento de su vida que no sabe muy bien por dónde camina.

Reconozco haber sido hace unos años una de esas muchas personas a las que le tocó vivir esta situación. Comienza con un ERE que afecta a parte de la plantilla de la empresa, y casi sin que te des cuenta, llega al colectivo. En medio del proceso, hasta ser una de las últimas personas afectadas, tienes varias opciones:

  • vivir en una fantasía pensando que en ti se obrará el milagro y serás la única a la que no te afecte…
  • Aceptar esta circunstancia con resignación, sumido en una tristeza y pensando en que en breve te verás aumentando las listas del INEM.
  • O por otro lado, está esa persona que se anticipa a sumarse a la cola antes mencionada y no deja de trabajar en la búsqueda de nuevas posibilidades, para seguir aumentado así su vida laboral.

Ni viví sumergida en un cuento, ni bajo ningún concepto asumí lo que sucedía con resignación, sino que lo que hice fue anteponerme a lo que se avecinaba.

Evidentemente depende de muchas cosas, que tomes una u otra postura, pero de lo que sí estoy convencida es que de lo que en mayor medida depende, es de uno mismo. En ese periodo muerto, en tierra de nadie, inmerso en la incertidumbre… ¡Toca ser más proactivos que nunca!

Cuando llega a tu casa el certificado definitivo de extinción de contrato como consecuencia del cierre de la empresa, antes de ese momento, ¡ya debe haber un plan B!

Son muchas las personas que ante esta situación u otra, como puede ser la de un despido, les produzca pudor o vergüenza reconocer esa nueva condición en sus vidas, pero cualquiera de éstas no tiene porqué venir necesariamente provocada por tu mal hacer. Seguramente que un ERE, no llega explícitamente provocado por ti, ni un despido tiene que ser por tu causa, éste último puede venir provocado por inmensidad de variantes. En ninguno de los casos debes avergonzarte, y mucho menos esconderte.

Ni viví sumergida en un cuento, ni bajo ningún concepto asumí lo que sucedía con resignación, sino que lo que hice fue anteponerme a lo que se avecinaba.

Es preciso anteponerse a la situación de desempleo, con optimismo, viéndola como una nueva oportunidad que se te puede presentar. De igual modo con realismo, tomando decisiones y poniéndolas en marcha, activando a toda velocidad tu capacidad de reacción, la búsqueda de oportunidades que hagan saber cuál es tu nueva situación laboral, moverte por ámbitos que te den nuevos contactos, participar en talleres, en grupos de networking, reuniones de emprendedores, moverte con destreza por las redes sociales y hacerte conocer… ¡Infinidad de acciones que vengan promovidas por tu inconformismo!

Tengo clara una cosa desde hace años, y seguramente haya muchas personas que discrepen, puesto que en mi carrera profesional y personal cuando lo expongo, así sucede. El trabajo se dispone para aquél que está en el momento justo y en el lugar adecuado… Me explico, es como ese jugador de fútbol que su posición es la de delantero y es el máximo goleador porque siempre está en el lugar adecuado, tiene olfato de gol, oportunismo, mientras otros compañeros con similares o aún mejores potencialidades no consiguen ese nivel de acierto.

En el mundo laboral, no siempre comienza a trabajar la persona más preparada o con más experiencia, sino la que ha sido capaz de llamar a puertas y prestarse aun cuando no había un puesto disponible, ése al que se le ha visto meter la cabeza porque se ha mostrado una persona inquieta y con ganas. ¡Atención! En absoluto hablo de enchufismo, que tengo mi peculiar opinión al respecto y eso daría para otro post, sino ese que ha sido recomendado porque ha mostrado sin duda su proactividad y ganas. Y es que, ¡hablo de recomendado y no enchufado!

Nunca he dejado de trabajar, sí he necesitado mi momento personal para dar un pequeño giro a mi vida profesional, pero jamás me he conformado con menos. Soy un “culo inquieto” gracias a que en mi diccionario la palabra conformismo no existe.

Provoca tu oportunidad, no te paralices, sé inquieto, cuida tu reputación, no te conformes, no esperes a mañana, ve por ello y sin duda… ¡proactividad, proactividad y más de lo mismo! Busca esa recomendación porque la merezcas.

Carmen Prada | Asesora de Desarrollo Personal y Profesional

Imagen, Pinterest.es

SI TE GUSTAN MIS ESCRITOS NO DEJES DE COMPARTIRLOS, TODOS PONEMOS NUESTRO GRANITO DE ARENA.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Call Now Button