Artículo publicado por Carmen Prada

Hoy no voy a comenzar con una cita célebre o una de esas que vienen de la mente de “servidora”, pues no, hoy quiero hacerlo con un personaje público que me gusta escuchar por su sabiduría de vida, que es inmensa, y por su interior con grandes valores humanos. Es el famoso actor  Antonio Banderas, cuando hace unas semanas en una emisora de radio recordó una anécdota que da pie al tema que hoy quiero tratar.

El malagueño explicaba que un día se le acercó un individuo para felicitarle en la fiesta de celebración de los premios Oscar, y le dijo: “¿sabes quién soy?” Banderas no le conocía, así que  el chico le dijo que era el fundador de Uber, una de las empresas más exitosas de los últimos años, y le confesó que se había caído una y otra vez antes de triunfar, y que antes de que todo le saliera bien, debía mucho dinero. Ese chico nunca perdió la esperanza y siguió adelante, a pesar de los fracasos.

Y es cierto, en la vida ninguna decisión es gratuita. Y antes de tomarla, debemos ser conscientes de si estamos preparados y dispuestos a pagar el precio, y además hacerlo gustosamente.

Podríamos en ocasiones hacer paralelismos entre diferentes tipos de personas y los propios animales. Puede sonar extraño, pero no lo es tanto…

Por un lado, podríamos hablar del tigre, que es todo fortaleza aun sin moverse, simplemente por la mirada de sus ojos. Y en el polo opuesto, podría encontrar al colibrí, un ave preciosa por sus múltiples colores, pequeñita de tamaño y con un vuelo limpio, capaz de dar giros en todos los sentidos a una velocidad vertiginosa, adaptándose y aprovechando en su favor los cambios de las corrientes de aire.

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¿A dónde quiero llegar? Muchas veces, tenemos ante nosotros a personas que por su apariencia, que en ocasiones es desdibujada, muestran su lado “tigre”, ya que de este modo se sienten más protegidas ante las dificultades y de cara a otras personas. Las vemos como personas que todo lo pueden, fuertes, con carisma, personalidad, autoridad…,  y en el fondo son personas con grandes problemas de autoestima y falta de confianza en sí mismas. Dependen cada mañana de “vestir ese traje” que por momentos no es de su talla.

Les observas, y ves que todo es simple apariencia, ya que cualquier dificultad que se les presenta se vuelve un mundo para ellos, ya que carecen de capacidad de reacción, y sobre todo de esa verdadera personalidad que hace a uno diferente. Llega la hora de apretar los dientes, y en vez de eso se rinden fácilmente, no se sienten capaces.

Está claro que no hay dos personas iguales en el mundo. Cada uno de nosotros es único y excepcional. ¿Qué es lo que nos diferencia? El equilibrio entre las fortalezas personales.

¿Quién nos dice a cualquiera de nosotros que esa fortaleza mental no se puede encontrar en las personas que menos lo aparentan? ¡Los colibrís!

¡Sí! Esas personas que, aunque aparentemente frágiles, son las que aparecen en los momentos precisos, esas que muchos buscan cuando necesitan ser escuchados, y aquellas en las que otras muchas personas se quieren reflejar… Y todo, ¿por qué?

* Porque son personas que se conocen mucho, su relación con los demás la viven de manera más eficiente.

* Mentalmente fuertes, son compasivas consigo mismas y se quieren pase lo que pase.

* Confían en sí mismas, y esto les permite superar la gran mayoría de retos que se proponen.

* Aprenden de sus fracasos, lo que les permite crecer. Solo visualizan el mirar para adelante.

* No buscan caer bien a todo el mundo, eso es imposible. Tienen su propio estilo.

* Aceptan las críticas constructivas y las aprovechan para aprender.

* Tienen muy claro quiénes son y hacia dónde quieren ir.

* Afrontan los miedos y retos, sin ser parásitos en su propia zona de confort.

* Su mentalidad siempre es positiva pase lo que pase, algo que llega a contagiar a las personas que tienen alrededor.

* Son personas capaces de hacer frente a las adversidades de la vida y salir fortalecidas de ellas.

Es importante que tengamos en cuenta que por más ogros que parezcamos, más alto hablemos y más miedo impongamos, de nada nos va a servir para reponernos de los fracasos e ir sin tregua a por los éxitos.

Otras personas y de modo acertado, optan por construir en silencio, adaptarse a las dificultades sin llegar ni siquiera a plantearse abandonar, porque creen en sus cualidades y capacidades.

No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos. Proverbio holandés.

*Fuente de la fotografía, Pinterest.com

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional

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