Hoy no soy yo la que escribo este magnífico texto. Tuve el placer hace escasos días de poder disfrutar de la compañía y siempre de las interesantes conversaciones con Amparo.

Una vez más le dije: “me gustaría que nuevamente dejases tu huella en www.consiguetusmetas.com”. Su respuesta no tardo en llegar, “me encantaría”. Tenía claro lo que había decidido. Pues de decisiones va el tema…

Escrito por Amparo Donaire Sánchez-Paus

¡Qué alegría poderos ver de nuevo! Últimamente he tenido la suerte de pasar bastante tiempo (para lo que nuestras obligaciones lo permiten) con mi querida Carmen, esta mujer positiva, inquieta, responsable, que pone pasión y entrega en todo lo que hace y sobre todo generosa y siempre dispuesta a mejorar la vida los que la rodean. Como es una gran compañera y amiga que siempre me anima y me pone retos, pues aquí me tenéis otra vez sentada en el sofá de su casa virtual, charlando con ella tranquilamente. Carmen y yo no paramos de conversar sobre muchos temas que tenemos en común y compartiendo nuestras experiencias. He de decir que…¡vaya tema que me has propuesto! Como si fuera tan fácil: La toma de decisiones ¿cómo lo hago? ¡qué miedo! Solo de pensarlo no paro de darle vueltas a la cabeza

Aunque muchas veces no somos conscientes, estamos tomando decisiones a todas horas, pero no es lo mismo decidir si te tomas un café o un té para desayunar, si vas a coger el metro o el autobús para volver a casa, si vas a ver este o aquel programa porque estas decisiones las tomamos en piloto automático y prácticamente no van a tener repercusiones de importancia a lo largo del día o de un tiempo.

Pero cuando hablamos de tomar decisiones nos estamos refiriendo a las decisiones grandes, a las trascendentales, esas que nos van a dejar huella y que van a ser aprendizajes, esas que nos cuestan más (o menos dependiendo de la persona), que nos traen de cabeza y nos hacen reflexionar más de la cuenta. Son las decisiones que yo llamo potentes, del tipo me cambio de ciudad y lo dejo todo, voy a involucrarme en una nueva relación/me separo de mi pareja, estoy cansada de mi trabajo y voy a despedirme/voy a iniciar un proyecto en solitario etc., etc. por enumerar las más que encuentro significativas.

Y es que, en nuestro interior, lo que más deseamos y reclamamos es ser libres, organizar nuestra propia vida, no ser manipulados por nadie. Pero…¡ay amigxs! por mucho que necesitamos nuestra libertad, en ocasiones la toma de nuestras propias decisiones se nos hace cuesta arriba, todo un mundo de barreras infranqueables que no sabemos cómo superar. Hay quien decide sin miedo, hay quien se queda atascado, hay personas que tienen miedo a tomar sus propias decisionesy las razones pueden ser de lo más dispar que nos podamos imaginar.  Y me pregunto, si tan importantes son las consecuencias de las decisiones que tomamos, ¿por qué nadie nos ha enseñado a tomar decisiones?

Así que, si nadie va a venir a enseñarnos, tendremos que empezar a espabilar y cambiar nuestra forma de pensar. ¿Qué pasaría si en lugar de tener una losa en la cabeza comenzamos a pensar en la suerte que tenemos de poder elegir? Intentemos al menos entender que nuestra tarea consiste en decidir, y que tenemos también derecho a equivocarnos, aflojemos un poco nuestro nivel de auto exigencia ¿o no?

Es totalmente absurdo pensar que podemos vivir sin cometer equivocaciones y, cuando aceptemos esto, seguramente vamos a tomar decisiones más acertadas y lograremos vivir sin tantos miedos. El

agobio es improductivo, irritante y termina afectando nuestra mentalidad, relaciones, forma de sentir y resultados. ¿No te has parado a observar como el miedo a tomar decisiones está frenando tu vida?

Pero ¿qué nos puede llegar a paralizar tanto? ¿por qué nos cuesta tanto y nos da miedo tomar decisiones? Dándole vueltas a la cabeza, porque el tema es delicado, los motivos por los que nos cuesta decidir son muy diferentes, todos vienen de bloqueos arraigados en nuestra mente y que llevamos arrastrando mucho tiempo sin caer en la cuenta. Créeme si te digo que me siento identificada con alguno de ellos:

  • Una creencia muy limitante, sutil y más común de lo que pensamos. La idea de “no soy suficiente” o lo que es lo mismo, tener una autoestima por los suelos. No soy suficiente se puede traducir en: “no me van a tomar en cuenta”,” no voy a poder”, “no me van a ver”, “no me van a escuchar”, “no estoy lista”, “todo me pasa a mí”, “tengo que sacrificarme”,” si no doy no me van a querer”,” me van a dejar” y suma y sigue.

Valorarse y quererse no implica que todo lo hagamos perfecto, equivocarnos entra dentro de las opciones. Si trabajamos nuestra autoestima confiaremos más en nosotros mismos, trabajaremos por conseguir nuestras metas, no tendremos miedo a tomar decisiones, y aceptaremos las consecuencias, independientemente de las que sean. Merece la pena ¿verdad?

  • Darle vueltas y más vueltas a todo, intentando analizar y planificar meticulosamente la decisión para que nada escape a nuestro control. De forma técnica es lo que se llama “análisis por parálisis”. Pero… y aquí viene el pero, las actividades que conllevan esfuerzo intelectual generan resistencia por parte de nuestro cerebro, como pensar es un proceso que consume gran cantidad de energía mental y la tendencia de la naturaleza es conservar al máximo la energía. lo que ocurre es lo contrario. Vamos a estar bien cómodos y el… “ya lo haré mañana” va a estar presente por tiempo indefinido. Si continúas esperando a tenerlo todo listo y claro, y que no exista ningún riesgo o incertidumbre, nunca vas a tomar una decisión
  • El bendito estancamiento. No es que estamos estancados, es que estamos proyectando lo mismo porque repetimos patrones. Estamos generando los mismos pensamientos, los

mismos comportamientos, los mismos bloqueos, las mismas escenas, los mismos ciclos. Cuando tomas una decisión y realizas un cambio, el progreso asociado a ese cambio no es fácil, sino todo el mundo progresaría y cambiaría. Encontrar más responsabilidad, marcar una diferencia mucho mayor, hacer que cosas impensables sucedan, saltar a un nuevo camino requiere de tiempo, ayuda, guía, fuerza de voluntad, autodisciplina, iniciativa y autoconsciencia para cambiar esos patrones. Y eso significa incomodidad y momentos donde es necesario que te encuentres con tu “yo” más interno y al que no te apetece hacer mucho caso.

  • Las influencias negativas. Cuidado con esto porque sin querer puedes verte influenciado por amigos y personas que son negativas. Si no tienes el cuidado suficiente, vas a comenzar a adoptar sus pensamientos como propios. Evita discutir tus planes con personas que no apoyan ni te ayudan en para cumplir tus sueños y objetivos
  • Los dichosos miedos. Es muy fácil tener miedo de tomar riesgos por miedo a perder la seguridad que tienes en este momento. Tratas de convencerte que estás feliz en tu estado actual cuando, en realidad, no lo estás. Sabes positivamente que te estás engañando.

Haz un esfuerzo y pregúntate realmente cuáles son tus miedos. ¿Decidirte por fin a hacer algo por tu desarrollo personal puede sentarte mal? ¿Ponerte en marcha para acabar con una relación no recomendable pone en peligro tu supervivencia? ¿Decidir entre un trabajo u otro pone en peligro tu vida? ¿Qué es lo peor que pueda ocurrir? Cuando te enfrentas a tus miedos, te vas a dar cuenta de que aquellas circunstancias que habías imaginado tan terribles no son tan malas como creías. Es más, aunque de momento no lo veamos porque estamos apegados a nuestra seguridad,  los beneficios del cambio suelen justificar el riesgo.

  • Querido perfeccionismo. Pasamos meses y meses planeando una decisión porque estamos obsesionados con elegir la mejor alternativa. Si vamos estudiando todas las opciones que tenemos va a ser imposible saber con seguridad cuál es la mejor de todas. Si sólo buscas lo mejor te será muy difícil elegir y estarás cambiando cada dos por tres sin comprometerte con nada. Vas a sentir frustración ya que elijas lo que elijas siempre tendrás la duda que quizá existía una opción mejor que has pasado por alto
  • El futuro incierto. Te encuentras en ese momento  en el que no paras de sentirte desconcertado y agobiado con la cantidad de cosas que te quedan por hacer para cumplir tus

metas. Demasiado esfuerzo, demasiado complicado el lograr el éxito que tanto querías… ¡vaya pensamientos! Así, tu mente está enredada en un no parar de preocupaciones. Por mucho que insistas no vas a poder controlar lo que ocurra en el futuro, pero si puedes tomar los pasos necesarios ahora que te permitirán tener un mejor mañana. Deja la ansiedad del futuro y toma acción sobre el presente.

Todos tenemos a lo largo de nuestra vida desafíos y problemas, recuerda que la vida consiste de altos y bajos, y que los buenos tiempos vienen de los aprendizajes que extraemos de los malos, ¡Cielos! ¡Que ya me he enrollado bastante en la charla así que tengo que tomar la decisión de terminar el artículo!

Toma acción ahora y libérate de bloqueos que no necesitas más.  Lo peor es quedarte con la indecisión y desconfiar que un cambio es posible. Decide y fluirás. ¿Cómo tomas tú decisiones? ¿Te cuesta o lo haces con facilidad? Me gustaría que compartieses tu experiencia.

¡Gracias Carmen por permitirme estar aquí y a vosotrxs por leerme!

Imagen, Pinterest.es

SI TE GUSTAN MIS ESCRITOS NO DEJES DE COMPARTIRLOS, TODOS PONEMOS NUESTRO GRANITO DE ARENA.

Etiquetas:  comunicación, inteligencia emocional, negocios, desarrollo personal, emprender

One thought on “Tú, yo, la toma de decisiones. Hablemos en serio”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Call Now Button