Artículo publicada por Carmen Prada

 

“… Y sobre todo, he aprendido que en la vida no se trata de ser perfecta, se trata de ser feliz”. No, esta frase no es de mi cosecha, pero si he de hablar de la perfección y la felicidad, la suscribo sin reparos.

El pasado jueves 27 de septiembre pude disfrutar en Alcalá de Henares de #ElForo. Un evento estupendamente diseñado y organizado por Alcalá Desarrollo y en el que se habló de varios aspectos importantes para la vida profesional de cualquier persona, como por ejemplo el Empleo, el Desarrollo Profesional y el Emprendimiento.

Mi ponencia era sobre el emprendimiento, enfocando el tema desde un punto de vista que quizá muchos no se han planteado: “Sin ofender… ¿Tú vales para emprender?”.

En la vida hay ocasiones en las que toca hacer un poco el ridículo para poner de manifiesto la ridiculez de algunos planteamientos cotidianos. Mi entrada a la sala la realicé vistiendo, ante la estupefacción del público, una capa de Supermán, o de Superwoman para ser más exactos,  mientras de fondo sonaba la B.S.O. de Supermán.

 

 

¿Cuál era mi objetivo entre otros? Echar por tierra falsos mitos, como el de que los emprendedores somos superhéroes venidos de otro planeta para hacer lo que hacemos.

Esa capa con la que yo escenifiqué este hecho, al no ser de verdad, en vez de ayudarnos a volar, hace que sin darnos cuenta caminemos con menos brío, que nuestros hombros se muestren caídos, que el peso que se llegue a soportar sea mayor que la realidad… Y todo porque nosotros mismos nos creemos que para caminar por la vida del modo que esperan de nosotros debemos ser perfectos, o ser esa persona que los demás esperan de nosotros.

Si alguien no te lo había dicho, ¡la perfección no existe! Te puedes pasar toda la vida perdido tras ella, dejar de ser tú mismo, sufrir cada día por lo que no eres o esperan de ti, vivir una vida que no es la tuya, intentar ser el mejor en todo aquello que se te presente… Acabarás agotado de tanto esfuerzo, un esfuerzo que te llevará a ser una persona infeliz.

Y todo, porque no somos los protagonistas de nuestra vida con la marca de agua propia, lo que se viene a llamar Marca Personal, y que tan importante es encontrar y desarrollar, pero sin agobiarse.

Admitir, convivir, amar nuestra imperfección, nos lleva al punto más importante para alcanzar la felicidad. ¡Quizá este es el camino más corto para alcanzarla! También puede que el más complejo de recorrer, no te voy a decir que no. Pero es preferible empaparnos con nuestros propios charcos que hacerlo con los de los demás…

Solemos desear lo que no tenemos o no somos, sin parar a analizar lo mucho que valemos y regalamos a otros. Cuanto más nos alejemos de nosotros mismos, mayor será nuestro grado de infelicidad. Si cometemos ese error, nunca podremos descubrir nuestra mejor versión.

  • Claro que podría ser más alta.
  • Puede que con ojos azules.
  • Ganar más dinero.
  • Poder disfrutar de los veranos en un velero.
  • Que me fichasen para trabajar en una gran multinacional.
  • Vivir en una zona de costa…

¡Pero nada de esto es así!

Soy bajita. Mis ojos son castaños. A la parte material le doy la importancia justa. Soy feliz con mi proyecto, con el trabajo y esfuerzo todo puede llegar, no me pongo techo. Y mis cortas estancias en la costa, que me apasiona, quizá las valoro más porque no la tengo a mano.

¿Esto es ser conformista? No, es disfrutar de lo que tengo y soy.

Caminar por la vida ligeros de equipaje nos ayuda a evitar pesos innecesarios, artificiales, dañinos, y nos acerca a la felicidad.

Las personas que realmente te quieran, te valoren, a las que de verdad importes, te querrán como eres, ya que lo que sí debemos alcanzar y regalar es nuestra mejor versión.

  • No pretendas complacer a todas las personas que pasan por tu vida. La personalidad nos define.

 

  • El decir “no” nos evitará grandes males. Males que en ocasiones pueden ser irreparables.

 

  • Debes conocerte, eso hará que seas sanamente autocrítico para potenciar tus virtudes y corregir tus defectos.

 

  • Quiérete como eres, aceptando tus limitaciones e imperfecciones. Eso sí, ¡no seas conformista, aspira siempre a crecer!

 

  • Valórate, la autoestima depende sobre todo de cómo te relaciones contigo mismo. No dependas de una palmada en la espalda.

Huye del perfeccionismo obsesivo, pero tampoco te regodees en tus miserias, el equilibrio consiste en desarrollar tus potencialidades aceptando los errores, en levantarse después de cada caída. Sin extremismos. Si así lo haces, no tendrás motivos para reprocharte nada. Y si te tocan las narices, no te olvides de decirle al mundo entero que ¡no pretendo ser perfecto, pero sí feliz!

 

 

 

 

Carmen Prada | Consultora de Desarrollo Personal y Profesional

Imagen, Propia y Pinterest.com

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